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La Esencia del Fútbol
En el fútbol, siempre se trata más de la sed que de cualquier otra cosa. Puedes ser el mejor equipo del mundo, jugar de manera exquisita, pero si tu corazón no está en ello, probablemente las cosas no saldrán como esperas. Lo más grande del fútbol es que es un deporte que se juega con la mente y se ejecuta con el pie, pero cuya alma reside en el corazón. Realmente tienes que desearlo si alguna vez vas a conseguirlo. En lo que fue esencialmente un Clásico descafeinado, algunos lo quisieron mucho más que otros. Y eso fue todo. No se trató de la calidad del juego, el brillo individual o los genios tácticos detrás de él. Fue hambre pura.
El Preludio de un Clásico
Ningún Clásico comienza con el pitido inicial. Siempre hay algo que se está gestando en el trasfondo los días previos a que se patee el balón. En una nación que vive el fútbol veinticuatro horas al día, podemos incluso decir que los duelos entre Barcelona y Real Madrid comienzan en el momento en que finaliza el partido anterior. Así fue, prácticamente, esta vez. La temporada pasada, Barcelona jugó espectacularmente bien, fueron absolutamente dominantes, tuvieron las mejores actuaciones individuales y, sobre todo, tenían una sed adolescente de vida que los llevó a una temporada notable. No solo fueron muy buenos; querían sentir a qué sabía ser muy bueno. Y tuvieron un festín.
Lecciones Aprendidas
Cuando terminó el anterior Clásico, quedó claro que el mejor equipo ganó, pero también que el equipo que más deseaba ganar lo hizo. Los jugadores del Real Madrid probablemente tomaron nota. Siempre lo hacen. Es curioso, los Clásicos. Estar en tu mejor versión nunca es suficiente. Tienes que querer vencer al otro, a veces incluso humillarlo. No solo por los tres puntos, sino para demostrar un punto. Un solo punto que dice: soy mucho mejor que tú. Si agregas picante a la olla, bueno, solo ayuda. Lamine Yamal lo hizo inocentemente. No porque se comporte como un niño, sino porque aún no ha aprendido que el fútbol es un juego de emociones, y no quieres provocar a tu oponente, cuyo orgullo ya está herido.
Impacto de los Jugadores
Sun Tzu dijo famosamente que, si quieres vencer a alguien, nunca lo dejes sin opción para correr, porque entonces luchará por su vida en lugar de rendirse o huir. Lamine Yamal probablemente crea que Tzu es solo otro jugador de la King’s League, y ¿quién puede culparlo? No puedes enamorarte de un jugador astuto de la calle y luego esperar que conozca la filosofía antigua. Actúa como un millonario de 18 años de la misma manera que Vinicius, quien hace tiempo que dejó de tener 18 años.
Los dos jóvenes, al menos mentalmente, fueron la gran atracción antes del partido y terminaron siendo la noticia después del partido, pero durante el mismo, estuvieron en gran parte fuera de la mesa de los adultos, y la calidad del fútbol exhibido sufrió en consecuencia. Nunca hubo una pista de que Lamine hiciera las cosas que hace, y Vinicius siempre parecía más preocupado por verificar todos los ángulos de cámara de TV disponibles que por jugar realmente el juego.
Quizás fue lo mejor, ya que el Real Madrid ya había encontrado el camino al éxito, esa conexión entre Jude Bellingham y Kylian Mbappé, que tiene todo a favor para ser un éxito siempre que los oponentes estén dispuestos a renunciar a un bloque bajo. Correr de un lado a otro, pasar balones al espacio y parecer que domina el lugar es lo que mejor hace Jude, mientras que a Mbappé le encanta tener esa milla extra para correr antes de estrellar el balón en la red.
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