El exdirigente vivió tanto la mejor como la peor etapa de Osasuna en una década.
Mandato
Osasuna hizo oficial la mañana del viernes el fallecimiento de Patxi Izco, que fue presidente de la entidad entre 2002 y 2012. Durante su etapa como máxima autoridad, el club rojillo alcanzó las semifinales de la Europa League y llegó a una final de Copa del Rey de la mano de Javier Aguirre. Aún así, los aficionados navarros no le recuerdan de la mejor manera. Izco y su junta directiva hicieron una gestión económica nefasta que casi lleva al club a la desaparición, ya que tenía 80 millones de euros de deuda. Además, años más tarde le condenaron a casi dos años de cárcel por apropiación indebida y falsedad contable.

Las consecuencias
Osasuna aguantó dos años más en Primera División, desde que Patxo Izo dejara la presidencia. Tras sumar siete puntos en las últimas trece jornadas, los de Javi Gracia descendieron a Segunda División. Más tarde se descubrieron pagos por parte de la entidad a algunos futbolistas del Betis para que se dejasen perder en la última jornada, aunque el club bajó igualmente a la categoría de plata. Con el equipo en esta categoría y después de una ruinosa gestión económica, el combinado rojillo tiró de muchos canteranos, ya que tenía un presupuesto muy bajo.

Gracias a un gol en el último minuto en Sabadell, en un partido en el que Osasuna se jugaba la desaparición, David García evitó el descenso a Segunda División B. A partir de ese momento, el conjunto navarro se empezó a recuperar económicamente y deportivamente, al conseguir dos ascensos en cuatros años. En 2019 se logró el último de ellos, que perdura hasta la actualidad y que ha hecho posible la estabilidad del club. En la actualidad, los ‘rojillos’ tienen una economía saneada, un proyecto ambiciosos y están en una final de Copa, hecho que no habría sido posible gracias a la gestión de Luis Sabalza, el actual presidente del club.