Raphinha llegó al F.C.Barcelona este verano, y tras una gran pretemporada en la que parecía que no iba a necesitar tiempo de adaptación, el brasileño se ha ido estancando poco a poco y no ha podido enseñarnos su verdadero nivel.
Falta de confianza
El Raphinha que veíamos en la pretemporada, en el Leeds o con la selección brasileña no tiene nada que ver con el Raphinha que estamos viendo estos últimos partidos. Todo tiene que ver con la confianza. Cuando recibe el balón, la gran mayoría de veces, o lo devuelve atrás, o busca entrar para buscar un centro. El brasileño es un extremo, y siempre le ha gustado regatear y encarar, pero el miedo a perder el balón hace que no se atreva a hacerlo. También, al ser zurdo, nada lo obliga a encarar al lateral, ya que tiende a entrar al centro y jugar por dentro. Quizás, para obligarlo a buscar el uno para uno, Xavi podría probar de situarlo un partido por la izquierda.

Fuente: Twitter de La Liga
Ahora es momento de dar la talla
Jugar en el F.C.Barcelona es más que complicado. La exigencia es enorme y casi no hay margen de error. Con la lesión de Dembélé, Raphinha tiene la oportunidad de demostrar que puede ser ese extremo desequilibrante que el equipo necesita. Si la formación nueva que propone Xavi con 4 centrocampistas y Balde se mantiene, Raphinha tiene que aprovechar la ausencia del mosquito, porque cuando el francés vuelva, muy seguramente ocupe ese extremo derecho.
Con el gol de ayer, Raphinha tiene que recuperar esa confianza y recuperar ese descaro, probando más unos contra uno y explotando más el recurso de su disparo. Si el Barça consigue recuperar al brasileño, podrá, o bien volver al 4-3-3 habitual, o si le funciona esta doble formación, tener un recambio de lujo de Dembélé, y quién sabe si discutirle el puesto.