El Albacete ya ha conseguido los 50 puntos que marcan la permanencia, por ello, el equipo de Albés puede centrarse en otros objetivos más ambiciosos
En Albacete, la atención ya no está en la zona de abajo de la tabla, sino en la de arriba, la que delimita los puestos de playoff con la zona tranquila. El club manchego se enfrentará a todos los equipos de arriba, siendo solamente el de la próxima jornada, frente al Levante, el que disputen fuera del Belmonte. No estarán solos los de Albés, se prevén más de dos mil albacetistas dispuestos a «invadir Valencia» (lógicamente en el buen sentido, o al menos eso cantaban los aficionados después del encuentro frente al Sporting). Por supuesto, los «canalletas» están dispuestos a dar guerra en la zona alta de la clasificación.
Rubén Albés declaraba lo siguiente en rueda de prensa:
«Soy una persona optimista, pero nadie esperaba estar en esta situación en este momento de la temporada»

Con 13 victorias, 11 empates y solamente 6 derrotas, los manchegos son la revelación de la categoría. Hace exactamente un año, el club deambulaba entre el liderato y los puestos de playoff de ascenso a Segunda División, después de hacer la épica en Riazor, Albacete se pregunta si su equipo jugará en Primera la próxima temporada, y así repetir la hazaña del queso mecánico, ascender de la ya desaparecida Segunda B (ahora Primera RFEF) a Segunda, y directamente a Primera División.

No es solamente los resultados, es un cúmulo de cosas las que provocan que se desate la ilusión en el Carlos Belmonte, las cosas no pintan bien solamente a corto plazo, también ilusionan a largo plazo. El proyecto del Alba es ambicioso, los jugadores que están irrumpiendo en Segunda con muchísima fuerza (ya sea Fuster, Boyomo, Dubasin…) son propiedad del Albacete Balompié, a diferencia de aquella gran temporada con Ramis, en la que las estrellas eran, en su mayoría, jugadores cedidos.